Vivimos en sociedad y eso significa, para bien o para mal, que las personas con las que convivimos estarán involucradas con nuestras vidas. En ocasiones serán ellas quienes se inmiscuyan en nuestros asuntos y en otros momentos será lo inverso, es decir, estaremos interviniendo en los problemas de terceros.
De allí que sea muy común dar consejos. Los buenos deseos hacia los demás nos impulsan a alertarlos cuando sentimos que están propensos a vivir una experiencia negativa. También podemos dar orientaciones para que alcancen objetivos y no solo ello, sino que lo hagan de forma eficiente y, por supuesto, de manera exitosa.
Ahora bien, no todo aquel que se atreve a expresar un consejo lo hará con sinceridad, ni porque realmente les interese el bienestar del otro. No obstante, igualmente se le puede agradecer el gesto y sacar el mejor provecho posible de tal participación. No sabemos de dónde nos puede venir la ayuda, lo cierto, es que no siempre vendrán de personas conocidas.
Cuantas veces estando en un lugar público, por ejemplo, esperando el bus, en ese lapso comenzamos a interactuar con otras personas. Pues de ese pequeño instante se pueden obtener valiosos tips ante algo que nos agobia, o tomamos ideas para darle forma a un proyecto, u obtenemos luces de cómo abordar un tema que estábamos evadiendo.
Consejos en forma de refranes
Entre las diversas maneras de dar y recibir consejos están los refranes, unas pequeñas frases que resultan muy útiles porque encierran un estupendo significado, así con pocas palabras podemos entender con sencillez lo que conviene ante diferentes escenarios.
Hoy día resulta muy fácil encontrar este tipo de proverbios, pues como la mayoría de las cosas ya están también en el terreno del mundo virtual, por lo tanto, con tan solo ubicar un buen buscador de refranes, ya tendremos a disposición un extenso número de ellos.
Para ejemplificar lo que acá se pretende exponer, a continuación se indican un par de refranes:
“El hambre aguza el ingenio”: cuando se atraviesan momentos difíciles no hay que desesperar, porque los seres humanos estamos dotados de capacidades intelectuales que nos harán ver soluciones para cada problema. Basados en muchas experiencias, se puede deducir que cuando peor se está es cuando surgen más ideas.
“Cada persona es dueña de su silencio y esclava de sus palabras”: otro gran consejo que nos invita a ser prudente con lo que decimos, para evitar meternos en problemas por verbalizar lo que no deberíamos.